jueves, 25 de junio de 2015

Ada Lovelace: "Leyendo las obras de Dios"

Retrato de Ada (1840);
 acuarela por Alfred Chalon
Augusta Ada King, de Byron (1815 – 1852), conocida en su momento como la condesa de Lovelacefue una matemática inglesa y escritora principalmente conocida por su trabajo con  Charles Babbage, con el cual, contribuyó al desarrollo de la máquina analítica y se volvió una de las precursoras de la ciencia computacional. 

Acreditada por el desarrollo de un algoritmo que hizo posible que dicha máquina fuese capaz de calcular una secuencia de números de Bernoulli, aunque no hay acuerdo sobre la cantidad de ideas que eran de propias de ella, sus notas representan los primeros cálculos algorítmicos destinados a ser llevados a cabo por una máquina, por lo cual, a menudo se le describe como la primera programadora de computadoras del mundo o la "madre de la programación informática".

Augusta fue la única hija legítima de Lord Byron, famoso poeta irreligioso reconocido no solo por su poesía lírica romanticista, sino también por su estilo de vida infame y libertino, causa por la cual fue un padre totalmente ausente de su casa. 

Padres de Ada Lovelace:
Lady Byron y Lord Byron.
Lady Byron, a diferencia de su infiel esposo, era una mujer tenaz, de moral estricta y de firmes convicciones cristianas. Portadora de un don intelectual del cual no se intimidaba en su ámbito social, se las arregló para criar a su propia hija, y a la par estar comprometida con causas sociales, tales como la reforma penitenciaria y el abolicionismo, destacando como asistente a la Convención Mundial contra la Esclavitud de 1840 (O’Connell, 2015)

Retrato de Ada Lovelace
a los 4 años de edad.
En su vida, Ada fue cautivada por el arte, la poesía, las matemáticas, la sociedad, y la Creación. Considerada una niña superdotada, cultivó su mente bajo la dirección de su tutor William Frend, antiguo profesor de Cambridge que le instruyó en estudios de literatura clásica, filosofía, ciencia y matemáticas. 

Lovelace estaba encantada con la última de estas materias y esta fascinación por los números influyó en que su futuro esposo le llamara "la princesa de los paralelogramos." Sin embargo, Ada misma se describió a sí misma como una "analista" con un enfoque epistemológico en lo que llamaba, la "ciencia poética".


La gran contribución científica de Lovelace comenzó cuando ella comenzó a trabajar junto al padre de la informática, Charles Babbage, Creyente Intelectual que dio muestras de haberla estimado mucho y llegó a referirse a ella como una "encantadora de números".

En 1842, Babbage había dado una conferencia sobre la Máquina Analítica en la Universidad de Turin. En la audiencia se encontraba un ingeniero italiano, Luigi Menabrea, cuyas notas fueron publicadas francés en la Biblioteca Universitaria de Ginebra. Wheatstone, amigo de Babbage, acudió a Lovelace para pedirle la traducción del documento al inglés, lo cual hizo. Sin embargo, Babbage le pidió a Lovelace expandir el original pues se daba cuenta de que "ella entendía la máquina demasiado bien". Durante 1842 y 1843, Ada tradujo el documento agregando sus notas individuales con procedimientos más avanzados y una carta en la que triplicó la extensión original del papel.  


El histórico algoritmo de Bernoulli
calculado por Ada Lovelace en 1843.
Ella sugería, entre muchas cosas, utilizar la lógica simbólica y programas que permitieran que la máquina trabajara sin la necesidad de que las respuestas hubieran sido calculadas de antemano por una mente humana. Tenía la visión de adecuar el artefacto para que la propia máquina computara de forma autómata. Babbage sugería que para ello se podrían utilizar los números cálculados por Jacob Bernoulli, y Ada, concordando, se encargó de establecer las operaciones en detalle, preparó las fórmulas algebráicas simplificadas y los patrones para permitir una codificación de instrucciones en la máquina. 


Ada Lovelace. 1836.
Pintura por Margaret Sarah Carpenter.
Además de ser considerada precursora de los depuradores, Lovelace sería descrita como una "profetiza" de la ciencia computacional, pues examinó cómo los individuos y la sociedad se podrían relacionar con la tecnología como una herramienta de colaboración y fue la primera persona en expresar el potencial de la máquina más allá de las matemáticas. Ella pensaba que el artefacto se podría utilizar para crear música y gráficos, y afirmaba que podría dar lugar al desarrollo de lo que concebía como una "ciencia de armonía", pues al reducir la música a patrones matemáticos, decía, "la máquina podría componer piezas de música elaboradas y científicas de cualquier nivel de complejidad y extensión" (Collier, 2000:70; Schwanauer, 1993:1).

Naturalmente, su trabajo con Babbage permitió que su nombre se hiciese reconocido y la dama fue inspirada a explorar otros ámbitos como las emociones humanas y las controversiales ideas de la frenología y el mesmerismo. Por un lado, estaba interesada por el funcionamiento del cerebro y comenzó a tratar de descubrir "una ley o varias leyes sobre la acción mutua de moléculas en el cerebro... un cálculo sobre el sistema nervioso", lo cual también representaba una idea adelantada a su época (Oakes, 2007:465). Por otro lado, buscó desarrollar un pronóstico estadístico infalible para las apuestas deportivas y se volvió adepta a las carreras de caballos, lo cual terminó causando disgustos familiares.

Eventualmente llegó a tener contacto personal con algunas de las mentes más brillantes de su época, entre ellas, Mary Somerville, Augustus De Morgan, William Frend, Charles Wheatstone, Woronzow Greig, Charles Dickens y Michael Faraday, el último de los cuales mostró su aprecio por los escritos matemáticos de la condesa



Ada también sostuvo una interesante correspondencia con el científico experimental Andrew Crosse quien llegó a ser una de sus amistades cercanas. En su libro "Estudios Ingleses" (1894), el filólogo y linguista Eugen Kölbing documenta algunas de estas importantes cartas biográficas donde se muestran algunas de las creencias y actitudes personales de Ada hacia la ciencia, el arte y la religión.

En una de estas cartas, Ada expresaba, como alguna vez lo hizo Francis Bacon, su interés por estudiar de forma empírica lo que varios Creyentes Intelectuales han llamado "el Libro de la Naturaleza":
Pintura de Ada a los 17 años
"Las circunstancias han sido tales que he vivido casi totalmente aislada durante algún tiempo. Aquellos que se lo toman más en serio y que con mentes únicas se dedican a cualquier gran objetivo en la vida, deben encontrar que esto es ocasionalmente inevitable... 
Se preguntará porque no se ha oído hablar nada sobre mí; pero tiene la experiencia y franqueza suficiente para percibir y saber que Dios no nos ha dado (en este estado de la existencia) más que facultades de expresión de ideas y sentimientos bastante limitados... 
Estaré muy deseosa de volver a encontrarme con usted. Sabe lo que eso significa para mí y que no es cuestión de formalismos, sino de la expresión sencilla y el resultado del respeto y la atracción que siento por un espíritu que se aventura a leer directamente en el propio libro de Dios, y no sólo a través de las traducciones del hombre de esa misma obra vasta y poderosa" [En su carta a Andrew Crosse, como se cita por Eugen Kölbing en Englische Studien, Volumen 19 (1894), Leipzig;  O.R. Reisland, "Byron's Daughter", p. 157].
Lovelace también confesaba la manera en que todo este conocimiento de "las obras de Dios" en la Creación le llevaba a querer conocer más de Él:
Pintura de Ada tocando el piano; 1852.
"Tal vez usted ya ha sentido, por el tono de mi carta, que más que nunca siento que ahora soy la novia de la ciencia. La religión para mí es ciencia, y la ciencia es religión. En esa verdad profundamente sentida reside el secreto de mi intensa devoción por la lectura de las obras naturales de Dios. ¡Es leerlo a Él; a Su voluntad — a Su inteligencia; y esto, de nuevo, es aprender a obedecer y a seguir (con lo mejor de nuestra capacidad) esa Voluntad!   
Porque aquél que lee, que interpreta a la Divinidad con un corazón sincero y sencillo, entonces obedece y se somete a actos y a sentimientos como si fueran movidos por un impulso e instinto. Él no puede dejar de hacerlo. Al menos, así me lo parece a mí" [En su carta a Andrew Crosse, como se cita por Eugen Kölbing en Englische Studien, Volumen 19 (1894), Leipzig;  O.R. Reisland, "Byron's Daughter", p. 157-158].
Al igual que Martin Luther King Jr. y otros pensadores de la historia, Ada estaba en desacuerdo con la tendencia de estratificar y separar el conocimiento sin tomar en cuenta el todo, y consideraba que los ámbitos materiales y espirituales de la existencia y la naturaleza eran intrínsecamente inseparables y debían verse de manera unificada. Contra esa actitud de algunos filósofos naturales a levantarse en contra de las cosas divinas, ella comentó:
"Cuando contemplo a los científicos y a los llamados filósofos llenos de sentimientos egoístas y de un tendencia a hacer guerra contra las circunstancias y la Providencia, me digo a mí misma: 'No son verdaderos sacerdotes [de la ciencia], no son sino profetas a medias, aunque no absolutamente falsos. Han leído la gran página de forma sencilla, con el ojo físico, mas con nada del espíritu dentro de sí.' 
A mí me parece que todo lo intelectual, lo moral, y lo religioso está  ligado e interconectado naturalmente junto a una totalidad armoniosa y grandiosa.. que Dios es uno, y que todas las obras y los sentimientos que Él ha echo existir son UNO; esta es una verdad (una verdad bíblica y Escritural también) que en mi opinión no se ha explorado lo suficiente para la comprensión de la mayoría de las personas, en su significado realmente profundo e inconmesurable. 
Hay demasiada tendencia a hacer paquetes separados e independientes, tanto en las cuestiones de la física y en los hechos morales del universo. Mientras que, en realidad, todo y todas las cosas están naturalmente relacionadas e interconectadas. Yo podría escribirle un volumen entero sobre este tema" [En su carta a Andrew Crosse, como se cita por Eugen Kölbing en Englische Studien, Volumen 19 (1894), Leipzig;  O.R. Reisland, "Byron's Daughter", p. 158]. 
William King,
esposo de Ada.
Augusta fue enfermiza desde niña y hubo una época de su vida en la que llegó a estar paralizada durante un periodo de tres años (BBC, 2008), sin embargo, al igual que Dostoyevski, Galileo o Pasteur, su enfermedad no le impidió agradecer a Dios por lo que consideraba una prueba formativa. Tal como ella lo escribió:
"Con todo mi poder y mi fuerza débil, a veces soy propensa a los sufrimientos corporales, principalmente los que tienen relación con  órganos digestivos, de ningún grado o especie en especial. No lamento los sufrimientos y peculiaridades de mi constitución física. Éstos me han enseñado, y me siguen enseñando aquello que ninguna otra cosa me pudo haber demostrado.  Es una fuerza y un control puesto sobre mí por la Providencia que debo obedecer. Y los efectos de esta continua disciplina de hecho son poderosos. Me doman, en el mejor sentido de la palabra, y avivan una llama de existencia pura, brillante, santa y generosa dentro de allí, que arroja alegría y luz sobre muchos" [En su carta a Andrew Crosse, como se cita por Eugen Kölbing en Englische Studien, Volumen 19 (1894), Leipzig;  O.R. Reisland, "Byron's Daughter", p. 158]. 
En su corta vida, Lovelace vivió llena de ciencia, arte y religión, y pudo constituir una familia en 1835, cuando se casó con el científico y aristócrata William King-Noel (1805-1893), miembro de la Royal Society con quien tuvo tres hijos: Byron King-Noel (1836-1862), vizconde de Ockham y oficial naval; Lady Anne Blunt de Wentworth (1837-1917), famosa criadora de caballos árabes, artista y música; y Ralph King-Milbanke, (1839-1906) vizconde de Ockham y autor.

Sin embargo, a finales de agosto y principios de septiembre de 1852, Ada enfermó de cáncer uterino y en cuestión de tiempo falleció a los 36 años. Hay distintas versiones sobre lo que ocurrió en sus últimos meses de vida en la tierra, pero, de acuerdo a su madre (quien estuvo a su lado durante todo este tiempo) la condesa de Lovelace no murió sin antes asegurarse y suplicar a Dios el perdón por todos sus pecados (Jalland, 1996:64).

A petición suya, fue enterrada junto a la tumba de su padre en la Iglesia Anglicana de Sta. María Magdalena en Hucknall, Nottingham, con un epitafio bíblico tomado del libro de Santiago 5:6 en el Nuevo Testamento (Trailor, 2015).

Actualmente, Lovelace es recordada como una gran figura femenina en la ciencia y numerosas asociaciones, proyectos a iniciativas tecnológicas han llevado su nombre. Entre sus honores póstumos, en la década de 1980 el Departamento de Defensa de Estados Unidos nombró "Ada" a un lenguaje de supercomputadoras, el cineasta Lynn Hershman-Leeson dirigió la película Conceiving Ada (1997), y en el 2009, a petición de la activista tecnológica Suw Charman-Anderson, se comenzó a celebrar el "Día Ada Lovelace" en la Gran Bretaña.

Bibliografía

BBC; Melvyn Bragg. 6 de marzo de 2008. Ada Lovelace. BBC Radio. Tomado de http://www.bbc.co.uk/programmes/b0092j0x Consultado el 25 de junio de 2015.

Collier, Bruce; MacLachlan, James. 2000. 'Charles Babbage: And the Engines of Perfection. Oxford University Press

ComputerHistory.org. Ada Lovelace. The Babbage Engine; Computer History Museum. Tomado de http://www.computerhistory.org/babbage/adalovelace/  Consultado el 25 de junio de 2015.

Jalland, Patricia. 1996. Death in the Victorian Family. Oxford University Press. ISBN: 9780198208327

Kölbing, Eugen. 1894. Englische Studien. Volume 19, Leipzig; (Véase O.R. Reisland, Cap. "Byron's Daughter", p. 156-158).

Oakes, Elizabeth H. 2007. Encyclopedia of World Scientists: Facts on File Science Library. Infobase Publishing. ISBN: 9781438118826

O'Connell, Tyne. 2015. Countess Ada Lovelace: The extraordinary life of the enchantress of numbers- The poetical scientist countess Augusta Lovelace. Dandizettes. Tomado de http://www.dandizettes.com/dandizettes/countess-ada-lovelace/ Consultado el 25 de junio de 2015.

Rock, Margaret. 2015. Ada Lovelace: The Countess and the Computer Age. Tech Pioneers. Tomado de http://2machines.com/179463/ Consultado el 25 de junio de 2015

Schwanauer, Stephan; Levitt. David. 1993. Machine Models of Music. MIT Press.

Toole, Betty Alexandra (1998), Ada, the Enchantress of Numbers: Prophet of the Computer Age, Strawberry Press, ISBN 0912647183.

Trainor, Thomas. 2015. The Calculus of Passion. American Scientist. Tomado de http://www.americanscientist.org/bookshelf/pub/the-calculus-of-passion Consultado el 25 de junio de 2015

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